POR QUÉ NO TODAS LAS CASAS SON IGUALES

La gente que siempre ha vivido en un mismo lugar y no conoce otros pueblos ignora que las viviendas no son iguales en todas partes. Solamente si ha viajado o ha visto películas y programas televisivos sobre otros lugares sabe que suele haber grandes diferencias entre las casas de uno y otro pueblo, ciudad, región o país. Por ejemplo, en el Perú hay grandes diferencias entre las casas de la costa, la sierra y la selva. Y en cada una de estas regiones, también hay diferencias entre las casas de las grandes ciudades, los pueblos pequeños y el campo.

Las casas se diferencian por su tamaño, material de construcción y color. También por la forma de sus techos, y la disposición de sus muros, puertas y ventanas. Pero, a pesar de sus diferencias, todas las casas de una misma región, ciudad, pueblo o caserío tienen siempre cierto parecido, algo en común.

¿A qué se deben esas diferencias? Pues, principalmente al clima, a los materiales de construcción disponibles en la zona, y a la condición urbana o rural del lugar donde se construye la vivienda.

Donde hace mucho calor, las habitaciones suelen ser grandes, con techos altos y muchas ventanas. De esa manera el aire circula más fácilmente y la pieza se mantiene fresca. Esta característica es típica de las casas de la selva y de la costa norteña. Por el contrario, en las zonas frías -en la puna, por ejemplo- las piezas deben ser pequeñas, los techos bajos y pocas las ventanas, para mantener caliente el aire.

Si en el lugar llueve mucho -como en la selva y la sierra- los tejados son inclinados y están hechos con tejas, calaminas, paja u hojas de palmera, para que el agua se deslice hacia los costados sin penetrar a las piezas. En cambio, como en la costa no llueve y sólo cae a veces una ligera garúa, en ella los techos son planos y pueden hacerse de carrizo o tablas cubiertas de barro.

Donde hay abundancia de árboles grandes, todas o muchas de las casas pueden hacerse de madera. Y si no los hay, pueden hacerse paredes de carrizo o de adobe o ladrillo.

Por otra parte, en el campo y pueblos pequeños las casas suelen tener patios, huertas y corrales. En cambio, en las ciudades las casas son pequeñas, se ubican muy juntas, una al lado de otra o una encima de otra, porque los terrenos escasos y caros.

La condición económica del dueño de la casa también influye. Naturalmente, quien tiene más dinero puede hacerse una casa más grande y con mejores materiales.

Pero, al final, el aspecto de una casa depende, fundamentalmente, de la cultura de sus habitantes. Es decir, depende de quienes viven en ella.

Nuestra casa debe darnos, en primer lugar, comodidad y seguridad, y para ello es muy importante que la tengamos siempre limpia, muy limpia. También debemos mantenerla en buen estado de conservación. Y asimismo los muebles y objetos deben estar siempre en orden, en su lugar. Una casa sucia, desordenada o en mal estado no sólo es desagradable, sino incómoda y hasta peligrosa.

En segundo lugar, una casa debe ser no sólo cómoda y segura. También debe ser agradable vivir o estar en ella. Para lograrlo es conveniente colocarle algunos adornos y quizá unas flores, de modo que sea, además, una casa hermosa.

Elmo Ledesma Zamora

1