ODA AL ALBAÑIL TRANQUILO
EI albañil
dispuso
los ladrillos.
Mezcló la cal,
trabajó
con arena.
Sin prisa,
sin palabras,
hizo sus movimientos
alzando
la escalera,
nivelando el cemento.
Hombros redondos,
cejas sobre unos ojos serios.
Pausado iba y venía en su trabajo
y de su mano
la materia crecía.
La cal cubría los muros,
una columna
elevó su linaje,
los techos impidieron la furia
del sol exasperado.
De un lado
a otro iba
con tranquilas manos
el albañil
moviendo
materiales.
Y al fin de la semana,
las columnas,
el arco,
hijos de cal, arena,
sabiduría y manos,
inauguraron
la sencilla firmeza
y la frescura.
¡Ay, qué lección
me dio con su trabajo
el albañil tranquilo!
Pablo Neruda