EL CARNET

Llevando un atado de paja de frejol, un negro muy viejo atravesaba la solitaria placita de la hacienda. Al pasar frente a la comisaría un guardia que se aburría en el umbral le dijo:

-¡Alto!

-Aquí toy, señó.

-Su carnet.

Señó, cainé tengo, pero ta pa llená

-Y por qué no lo ha hecho llenar.

-Güeno... Resuta que yo tabajo too lo día e la semana. Y ahí ta don Erique Cabreira, que mi bueye se caen de hambe, mueto, jalando agua hata lo día domingo pa la casacienda. Po ese motivo no pueiro i al pueblo. Dicen que hay que i a tomase una fotorgafía en un apadato, quiuno se pone derante, y atrá una con capa nera dice: "¡Etric! Ya ta lito". Y dicen quese apadato queda en una calle que se llama Derecha, y como quieda que yo no vual pueblo dede quesa calle era torcira...

-Bueno, bueno. Dígame: ¿y cómo es que ahora usted no está trabajando con los bueyes?

-No créea. Yo me dao un brinco pacá, a pedí eta paja e frijó pa mi bueye que me tan eperando junto al pozo diagua pa seguí trabajaindo. Sian caído de hambe y mian dicho: "Quedemo paja e frijó pa seguí trabajaindo".

-Ah ¿sí?

-Así e, señó.

-¿Y dónde queda ese pozo de agua?

Ya. Uté ta aquí, ¿no? ¿Uté ve esa planta e pacay que ta allá abajo? Esa planta e de Bernardrino. Má abajito, ahí cae el pozo.

-¿Y dónde vive usted?

-Ya. Uté ta aquí, ¿no? ¿Uté ve esa planta de epigua que ta allá ponde viene volando esa mancha e pericos? Esa planta e de...

-Ya, ya váyase.

-Cómo no, señó.

Antonio Gálvez Ronceros